Carlos Marín Medina, historiador premiado en la Bienal Rafael María Baralt con « Divino temor. Iglesia, miedo y guerra en Venezuela (1810-1814)», publicada por la Academia Nacional de la Historia y la Fundación Bancaribe para la Ciencia y la Cultura (2024).
Una acuciosa investigación documental sobre el discurso de Iglesia Católica con la finalidad de sembrar el miedo para dar soporte a la causa de la monarquía.
La historia del miedo también puede ser la historia de nuestra valentía afirma el autor.
El miedo es una idea política. La relación entre miedo y poder es tan antigua como las civilizaciones. Entre ambas se han construido nuestras sociedades. En Divino Temor, Carlos Marín Medina conceptualiza el miedo eclesial basándome en dos elementos: uno, como un poder terrenal, porque regulaba la conducta moral de los fieles en torno al cumplimiento de los sacramentos, etc.; y dos, como un poder espiritual, porque fomentaba un discurso simbólico y ceremonial en torno al castigo divino o a la condenación eterna de los creyentes.
El autor agrega otro detalle la Iglesia supo “domesticar” el miedo natural a la muerte. Por siglos, la iglesia domesticó el miedo a la muerte y lo transformó en un recurso moral gracias a las nociones del pecado, la culpa y la salvación. Sobre este particular, Jean Delumeau y otros historiadores, filósofos, psicólogos y antropólogos contemporáneos han aportado estudios de vital importancia. Recordemos que el uso del “saludable temor” desde el púlpito –como quedó expresado en las Constituciones Sinodales de Caracas de 1687– era parte consustancial de la doctrina y se tenía la convicción de que era legítimo.
El miedo no deja de acercharnos
Estoy de acuerdo en algo crucial- señala Marín-vivimos en una época donde la velocidad, el consumo, el goce, la hiperconectividad, todo eso hace del temor algo más palpable: el peligro puede aparecer en cualquier momento, sin que medie aviso. Estamos distraídos en un individualismo. Se está normalizando vivir con miedo en el mundo globalizado, aún más después del Covid-19, parece no haber certezas.
En el caso venezolano- dice- creo que hay amenazas históricas que siguen intactas en nuestro inconsciente colectivo. Son como viejos acompañantes que nunca dejan de acecharnos. En nuestra mentalidad colectiva, cada vez que se aproxima un cambio trascendental que requiere el consenso de todos, viejos relatos de viejas amenazas salen a alborotar las pasiones que creíamos ya superadas.
En el tema del miedo social, nada está perdido para la comprensión de nuestro presente. Hoy más que nunca, el miedo es y debe ser recurso para estudiarnos a nosotros mismos. Debemos mirarnos en el espejo para llenarnos de valor. La historia del miedo también puede ser la de nuestra valentía, alerta.
Obras ganadoras en la novena bienal del Premio Rafael María Baralt,
En el primer lugar, el jurado destacó «La guerra invisible. Espías y espionaje en la independencia venezolana 1810-1821«, escrita por el profesor de historia y editor Andrés Eloy Burgos, quien nos presenta un tema original: la articulación de una red de espionaje en ambos bandos de la contienda por la independencia de Venezuela, abordada con el rigor propio de las investigaciones académicas, pero escrita en un estilo provocativo e interesante.
En el segundo lugar «Ajuar doméstico. Lujo y ostentación, en la Caracas de finales del período colonial» de la antropóloga Betnaly González Yañez fundamentado en la indagación sobre el vínculo “entre personas, identidades y objetos” en la Caracas de fines del período colonial.
Fuente: Papel Literario de El Nacional, Banca y Negocios.com y otros.
Imagen: Carlos Mar+in Medina (cortesía de Ivan Mendoza en X)