Hace muchos años, vi con mis hijos una película llamada “Hachiko», un perro que amó tanto a su amo, que después de la muerte del mismo, este seguía esperándolo en la estación del tren donde siempre lo esperaba, la trama fue tan conmovedora que difícilmente puedes olvidar una historia así.

Sin embargo, los venezolanos tenemos historias tan fantásticas o más increíbles que la referida. Escudriñando en nuestra historia encontré una, que me fue enviada y decidí compartir con ustedes luego de investigar un poco.

Se dice que su dueño era un extranjero que cada tarde visitaba la Plaza Bolívar de Caracas para compartir con amigos y contar historias del Libertador, este al fallecer en 1918, lo dejo solo y desamparado, por lo que continuo haciendo lo que su amo le enseñó a hacer, honrar la memoria del Libertador.

Su nombre era CENIZO, y aunque se cree que su nombre original era “JUAN” no lo sabremos con certeza, pero el aspecto de su pelaje y su callejera presencia, le mereció este calificativo, fue un perro “cacri” (Caraqueño con criollo), es decir no tenía ni una pizca de pedigríes

Por lo que no fue adoptado inicialmente por nadie. Pese a sus bastardos orígenes, Cenizo tenía una inteligencia superior y una malicia perruna excepcional, se le conoció como el guardián de la estatua del Libertador en la plaza Bolívar de Caracas.

Cuentan que al encontrarse solo y en la calle luego de la muerte de su dueño, se mudó a los pies de la estatua de nuestro Libertador, convirtiendo la Plaza en su hogar; tenía delimitada su zona y atacaba sin compasión a cualquier perro que osara aproximarse. No permitía gente sucia, ni con paquetes, dentro de la Plaza Mayor.

A las doce del día, y esto era famoso en Caracas, Cenizo se acercaba a la estatua y permanecía como dos minutos, con la cabeza en alto, mirando al héroe. Después se retiraba con el rabo entre las piernas. Esta estampa lo hizo famoso y desde allí Cenizo fue la mascota de literatos, artistas y demás personajes de la élite culta y de alcurnia de la ciudad.

Incluso hasta un collar de oro le regalaron alguna vez unos intelectuales de la época, pero al poco tiempo algún amante de lo ajeno se lo llevó. También era curruña (es decir, gran amigo) de limpiabotas, billeteros, poetas y escritores de las cuatro esquinas de la plaza, por lo que nunca le faltó algo para comer. Fue tema de reportajes y poemas; en 1924 Leoncio Martínez, le dedicó una portada de la revista Fantoches con el fondo de la plaza y el monumento que tenazmente defendía.

Aquiles Nazoa y Job Pim y Ernesto Luis Rodríguez, lo inmortalizaron con sus escritos. El día que murió, el 29 de agosto de 1927 su foto fue primera página en casi todos los periódicos de la ciudad y varias columnas fueron escritas en su nombre.

Cenizo se convirtió de ser un perro callejero en un personaje ilustre y recordado por los habitantes de la Caracas de los años 20. Ese día que murió Cenizo, un tropel de gente colmó la plaza donde solían visitar a su protegido, para custodiar la desgarradora muerte de aquel aristócrata. No obstante, los despiadados trabajadores del Aseo Urbano, arrojaron sin misericordia el cadáver del perro más querido por la excentricidad caraqueña en los terrenos de Los Chaguaramos, donde para entonces, se encontraba el horno crematorio.

Conocido el atropello de que había sido víctima el pobre Cenizo, se unió la ciudadanía para constituir una Junta que resolviera el vergonzoso hecho para rescatar los restos y darles sepultura “el 2 de septiembre, a las tres de la tarde, en medio de un torrencial aguacero”, tal como relata el poeta, Aquiles Nazoa. Se rescataron los restos de Cenizo y fue sepultado en una caja de metal soldado, en una de las esquinas de la plaza Bolívar de Caracas.

La Junta Constituida propuso hacer una estatua de este ilustre personaje, incluso se recaudaron los fondos, pero nunca llegó a concretarse, no obstante, más 83 años después de su muerte nadie podrá escribir la historia de la plaza Bolívar de Caracas sin tocar en alguna de sus líneas la historia de nuestro querido can: Cenizo. Eso SOMOS, SOMOS HISTORIA…

Comparte estas crónicas e historias con tus familiares, y conocidos, así otros conocerán este fragmento de nuestra historia y saber sobre el guardián de la estatua del Libertador…
Eso es trascender…

Fuente: Periódicos de la Época. En https://nenascre.wordpress.com/

Imagen: https://www.facebook.com/apoyocanino