Quizás en este tiempo de encierro, descontaminados del mundo exterior y sus distracciones, nos hayamos dado cuenta del tiempo que hemos perdido en “todo lo demás”. De repente, sin planearlo, estamos haciendo un gran viaje hacia dentro.

Ahora nos ha tocado hacernos cargo de lo que más deseábamos hacer siempre; ahora nos cuidamos más, nos miramos más al espejo, hacemos ejercicios, bailamos, cantamos, escribimos, dibujamos, preparamos nuevas recetas, retomamos libros pendientes, aprendemos un nuevo idioma, oramos más, meditamos más, nos escuchamos más y prestamos más atención a lo que sentimos. ¡Era justo y necesario estar a bordo de nosotros mismos!

Ahora no podemos echarle la culpa, ni juzgar, ni manipular a otros, porque no están los otros. Soy yo conmigo, observando que tan importante soy para mí. Lo peor que podría pasar es que nos provoque salir corriendo porque no soportamos el confinamiento a nuestro lado.

Pero nos toca aceptarnos tal como somos, llorar si lo necesitamos, reír honestamente sin complacer a nadie, y si algo anda mal es el tiempo perfecto para limpiarnos de tantas falsas creencias, sacar ese veneno emocional que tanto amarga, vaciar esa carga que tanto nos pesa, despojarnos del ego y de todo lo que no somos, para que volvamos a ser lo que somos ??

Tenemos que prestarle más atención a ese camino de regreso a casa, para darnos cuenta que ya somos y tenemos todo lo que necesitamos para ser felices y vivir en paz, y para eso volver a la soledad es la cura! Y es lo que está pasando!

Quizás esta cuarentena nos enseñe a ser más generosos y honestos, para que cuando todo pase, los sentimientos sean más puros y los abrazos sean más profundos.

A comienzos de año decreté que quería tener el gran viaje de mi vida, y mira… creo que este era, un gran viaje hacia dentro.

 (*) Comunicador Social. Profesor Universitario. Actor. Chef. Desde Bogotá, Colombia.

Imagen: Erwin García