Luis Eduardo Martínez Hidalgo  @rectorunitecve

Nos visitó, en casa, Maickel Melamed. Vino a Anzoátegui a ofrecer conferencia, que se titula “Vuelta en U”, en la sede de la UGMA en Barcelona y amigos que somos, convenimos en almorzar juntos; para mi familia fue un honor recibirle.

Reunidos alrededor de la mesa, conversamos largamente; con marcada sencillez, sin alzar la voz, Maickel lleva la batuta. Sus palabras fueron seguidas, en cada momento, con atención por los que disfrutamos de ese compartir extraordinario. Habló de sus experiencias de vida; de su lucha contra la adversidad; del maratón de Nueva York que culminó tras más de 15 horas de dura travesía, de la convicción al cruzar la meta que no era él que lo hacía sino todos los venezolanos; del de Tokio donde se vio obligado a abandonar pero también de la niña que lo abrazó y le expresó entonces “ahora te quiero más” porque se mostró humano ya que también podía perder. Y es que Maickel triunfador es el mejor ejemplo que la derrota no puede amilanarnos sino por el contrario proveernos de mayor fuerza para continuar y procurar la victoria; que si bien podemos caer, y alguna o muchas veces caeremos, lo importante es levantarnos y continuar tanto como sea necesario.

En Maracaibo, meses atrás, Maickel expresó: “En contra de los pronósticos médicos, di mis primeros pasos a la edad de los dos años, gracias a la ayuda de una primita (de 4 años para entonces). Ella me trataba como un muñeco, sabía lo que quería claramente, y desconocía lo que no se podía hacer. Por esa razón logré mi objetivo de caminar”. Hoy recorre el país y el mundo motivando, entusiasmando, llenando de optimismo a quienes le escuchan, a los que le siguen por las redes y saben de él por los medios. Es de una modestia que encanta, su trato es por igual para cualquier edad, sin divismos, ni poses.

De lo mucho tratado, atesoro para el recuerdo y comparto, dos expresiones de Maickel, en respuesta a mi hija Isabel y a sus amigos que se refirieron a la conflictividad política y a las dos Venezuela enfrentadas que hoy padecemos.

“No hay dos visiones de país” dijo firmemente; “hay treinta millones de visiones porque cada venezolano tiene y debe tener la suya”.

“Cuestionen todo” agregó más adelante; “no se dejen encasillar en una sola visión” continuó.

Maickel se refirió también a las varias iniciativas que adelanta en procura de una mejor nación. Planea –y no sé si fue una confidencia lo que nos hizo- cerrar el ciclo de los maratones el año que viene con el de Boston y concentrarse en lo social y en lo educativo, interrelacionados los dos. Seguro estamos, que puede hacer mucho más bien del que ya ha hecho y que con seres humanos excepcionales como él es que podemos lograr los cambios necesarios que tanto soñamos.

Tocó un punto crucial; nos comentó de una visita que había hecho a un barrio en Miranda y que sin rencor, sin rabia, uno de sus habitantes le señaló: “Vienen los políticos y me hablan de derechos humanos y yo me pregunto, ¿de qué derechos humanos me hablan? ¿De otros o de los míos, que vivo en un rancho, no tengo trabajo, mi familia padece en la miseria?” Opiné, entonces,  que libertad de prensa, de expresión, libre empresa, facilitación de inversiones extranjeras, respeto a la propiedad privada, son conceptos irrelevantes para quien no tiene casa, a veces ni un plato de comida, ni ropa decente, ni puede acceder él o su familia a buenos sistemas de educación y/o de salud y compartió conmigo este criterio.

Finalizada la comida, se despidió desbordando afecto y lo acompañé a la conferencia. Allí enfatizó en cuanto a que  “la clave del éxito es saber que todos los días empezamos desde cero”.

Mickel explicó que “La Vuelta en U” significa “pequeños giros que te permiten llegar a la meta, no importa cuales sean tus circunstancias. En esta vida no hay problemas, lo que hay son circunstancias para ser vividas y asumidas”.

Dios proteja a Maickel y le dé una larga vida para que continúe irradiando lo que es un mensaje de fe.